martes, 3 de agosto de 2010

Una noche

Cuando recaes en mis sienes
te siento más

Será por tu ausencia
que desdibujas al andar

Indagas la puerta de mi corazón
ni son pasos
ni son voces

Se abalanza el preámbulo
de lágrimas acristaladas

Te busco toda a ti
como tierra fértil

Aro cada especie diminuta de tus piernas
espero de la luna su suavidad

El sonido se acrecienta
en mi tristeza labriega

Líneas contristadas
en el iris naufragado

Me enluta
la alquimia de tu esencia

Savia percolándose
en versos y
calcinando mi sed
en este desierto de metáforas.

Oleaje

Del Sendero al Oleaje
disuelvo
lágrimas marinas.

Entretejo tu silencio
simplemente como vertiente.

Mi cuerpo
ya no es mío
sino tuyo y
de la piedad.

La arena dormirá
posada
en la faz de la piel
pincelando huellas
donde tuve lagunas penas.

A veces ha predestinado
nuestro encuentro al asecho,
andando en un cántico errante
sobre la piel de las rocas.

Penumbra

Te he tocado en el perfil de la noche
y he sentido tu impalpable piel,
mis manos huyen,
más allá de tu sombra
sin que vuelvas toco tu cuerpo
de ninfa,
huyes a mi presencia
ni con mi oído te escucho.

De algún modo te sentiré en éxtasis.

Palpitante insomnio
no sé si eres sangre o nube ciega,
errante en el camino subirás,
a una torre ennegrecida emigrarás,
corres de puntillas mariposa labriega.

Álzate a mi despertar de madera
juraste abrir un ventanal de orquídeas
y te sentí latir
en la eternidad de la noche
tú hija del hombre
y de los abismos,
silencio derramado en terribles lágrimas,
tú hermosa escondes todo al cabalgar
en iris de crin
existes y no estás para mi,
sin tu lumbre no hay

Pan y Vino

Se coacciona el pensamiento
de la almora
acristalada,
alzada en el cuerpo
abierto,
inmolado,
traspasado,
juzgado,
rechazado,
y hecho suerte al adverbio de cántaro,
de espíritu y sangre,
abatido por el vendaval
de la higuerilla melancólica
cubierta de deseo de muerte.

Anda, deja que se haga tu voluntad
y no la mía
en tu pacto,
de la toma venenosa,
de la fuente de la vida,
el oráculo de la felicidad e infelicidad
manchada,
deplorada,
desflorada
en el acantilado Golgótico
Pestecontada en el preámbulo
del verbo hecho carne
y huesos,
andante para el hijo del hombre
amamanta a éste
in confundido
inconverso,
clavado en el madero
de arco iris
de tu sonrisa,
de fuego de tu miel,
de ciervo en el desierto,
de las palabras mudas
apresando el corazón a un dulce morir.

Isla

Anclada en el tesoro
de mi juventud

sólo eres fugaz despedida
que el sentido de tu vida
nos embarque al después.

Al izar las velas,
pienso en la desdicha tímida
naufrago sin retorno

a la perla deshilachada
por las ráfagas del tiempo

que fue y éramos.

Me aferro al enigma
de esperar
en los giros sonrientes
de la suerte.

He de vivir en el arrecife
embarco de tus brazos

¡Delega mi vida en la balanza de sus besos
como instinto vertido
a la alta mar¡

Detrás de tus ojos

A mi amada Leidys Graterol

La aurora suspira de fuego,
y esparce el maná de amniótico aliento,
incinerando el beso dado,
en el labio superior
de la montaña eucarística
de las plegarias,
ajenas de la selva umbría
arropado,
de tu iris,
de tu Dios.

dejando el alma en el manantial
de suspiros congelados,
sin mojarse naufraga
la palabra

y la luz de tu cuerpo de lontananza,
arribando a la colina azulada.

Poesía oscura

Vuelo
en el atardecer
que se desvanece
en los desfiladero
de un guijarro.

descifró
el blanco pórtico
del papel

angustia en el carbón
hay,
letras infinitas

caminos inhabitados
donde se defolian
las sombras.

Río

Pensar en haber pasado la otra vía
hecho intranquilo

Vibra la piel de mi alma embriagada,
sin tener que pararme a contemplar
los cardos y espinas.

No supe
desde cuándo mi mano
quedó vacía
en despojos.

Albergo la vertiente inexorable
que llenas sin compresión,
en otras manos ajenas.

Vivo en el vaivén
de tus extremos como un leviatán
de un mar muerto.

Paradoja

Tus palabras contra lo mío
contra tu canto mi silencio
contra ti el mundo gris
que te forjan al marco de todo.

Porque nacido te busco
sólo en ti encuentro misterios

Y si afirmo me establezco
o si te niego me estremezco
o dudo sustancialmente
en tu presentimiento.

Cuando intento rebuscar
en los recodos
tu desconsuelo, respondes
porque el amor es humo y se pierde
y nos quema en el viento.

Pero él te conduce por el mundo…
aunque sublimes aires
te lleven de mi lejos.

Cuando se habla del mar

Cuando se habla del mar
una mujer espera zarpar en el desvelo

Y un corazón
naufraga
sin timonel enaltecido.

Cuando se habla del mar
la muerte acude a nosotros.

Es posible palpar
las hilachas del alma

Cuando sólo hablamos de sus olas….

Después el silencio
en el rebrote de sus bordes.

Callar en la penumbra eterna
de afluentes.

Cuando se habla del mar
se habla de tu sin razón.

Porque lo regido
no tiene doblegue,
es como un ahogo interno.

Los ojos se pierden en un navío
y a veces se escapan en el abismo.

Alta imagen

Andando en el sollozo
de la tibia tarde de regreso

Caras abatidas
me salen al alzar
de repente sobresales
en umbrales,
alados e indescifrables
de tus cabellos.

Implora el aire
alta imagen
eres ninfa
plena a mis manos.

Las penas se hacen yacidas
en los contornos
de un pecho entrecortado,
enmudezco al trayecto
de una voz sin dueños indelebles,
cuerpos desnudos y sutiles
ya sin suertes modulables.

La pesadumbre se escapa
en sombra insoluble
de crepúsculos.

Empeño

Te he buscado
a la hora más despoblada
y nada pude encontrar.

Pero sigo tras la huella...

Unido a algo
semejante al sueño
de seguirlo buscando
después de mi despedida.

Carne y Huesos

A la profesora Nelitza Suárez


En la ausencia el ser
el principio de un no ser
o el origen de un génesis interrumpido
hecho carne y huesos
andando en el germen de la vida.

Una voz que socava y escarba
el recóndito río de sangres indelebles
de vertientes de los ojos acorazonados
orbitas en cada átomo de mi pensamiento
allí preñes
un crepúsculo
en tu cuerpo de mujer
de frescas colinas
copa de alquimia eso tú eres
labios sin razón en la piel de una campana
hay armonía en un tuétano profano de savia dulce
izo un cáliz en el mar de tus caprichos
esencias de un hambre de vivir
en sosiegos.

A una joven que se me acerca

A Yosangel Rangel Terán

“Deber y amor se llaman mis dos manos”


Pablo Neruda

Te vienes a posar
tan ligera de cuerpo
como un arcángel
que va de flor en rayo.

entreabres
la herida
que apenas se entierra

cuando fuiste y no estás
ni eres, ni eras.

¿Y no viendo te vi
otra vez
aunque para entonces
bien distante?

¿O seréis la que tal vez retórica
misma joven
mancha su
claroscuro?

¿Siendo y no siendo distinta?

¿Qué sabemos de susurros
perplejos los de antaño
eres dulce advenimiento?




Todo quedó tan lejos
cruzo el aroma del temblor
avizoro apenas los
momentos
en duermevela.

Del silencio

“Tórnese en rosa espléndida la vida

y ya es muerte, sino dulce vida,

la muerte que me das entre tus brazos”

Miguel otero Silva



Tórnese en rosa espléndida

la cruda intemperie

en trizas

quizás empezaron contigo…

se liberan los hijos

de los crisoles enmudecidos.

se renuevan

las alas de la aurora

en aquel rostro, en aquellos ojos

orbitan efímeras sombras

heridas y vagabundas.

ya es muerte,

sobre la faz de la roca,

atardeceres esfumados

en venas furtivas

de mortajas, a los pies de una sombra.