Andando en el sollozo
de la tibia tarde de regreso
Caras abatidas
me salen al alzar
de repente sobresales
en umbrales,
alados e indescifrables
de tus cabellos.
Implora el aire
alta imagen
eres ninfa
plena a mis manos.
Las penas se hacen yacidas
en los contornos
de un pecho entrecortado,
enmudezco al trayecto
de una voz sin dueños indelebles,
cuerpos desnudos y sutiles
ya sin suertes modulables.
La pesadumbre se escapa
en sombra insoluble
de crepúsculos.
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